- Lunes, 26 de febrero del 2024
- Comentarios: 0
- Publicado por: Moisés Martín Anaya
La cirugía estética interesa. Cómo especialización médica, como noticia relacionada con la vida de los famosos y, sobre todo, cómo contenido sobre la manera de transformar la apariencia física. Noticias, reportajes y artículos sobre el aumento de pecho, la liposucción o el lifting facial llegan al gran público, que no siempre posee toda la información. Así, no es infrecuente que muchas personas se acerquen a las clínicas de cirugía estética sólo con un deseo, el de ese cambio de aspecto tan deseado, tan esperado.
Se sientan frente al especialista y solicitan reducir el tamaño de su frente, aumentar el de sus labios o quitarse, si es posible para siempre, el volumen que le sobra alrededor de la cintura. La mayoría son mujeres, en un porcentaje del 70% al 30%, y cada vez más jóvenes. Estas últimas atraídas en ocasiones por la preponderancia que la imagen personal ha cobrado en redes sociales.
Comentan en foros, preguntan sobre los resultados que han obtenido otras personas, se fijan en las valoraciones de ciertas plataformas y, al final, se deciden por acudir a este u otro especialista.
Sentarse en un sillón no es lo mismo que tumbarse en un quirófano
Lo primero que tiene que saber es la diferencia entre los procedimientos estéticos que se realizan en la clínica y lo que requiere una operación. Aunque esta distinción pueda parecer superada, todavía no lo está y es muy importante que se sepa que no es lo mismo pincharse ácido hialurónico en un centro en una sesión que no llega a la media hora, que operarse para reducir los signos de la edad en el rostro.
Tratamientos de medicina estética y de cirugía estética no coinciden en las necesidades según la edad del paciente, pero, sobre todo, nada tienen que ver con los procedimientos, tiempo y desembolso económico.
El aumento, la reducción de pecho o de abdomen son cirugías que requieren un análisis físico y un estudio preoperatorio, pasar por el quirófano bajo anestesia
(que será general o no según la envergadura de los procedimientos) y, por supuesto, un postoperatorio en el que hay que seguir las pautas indicadas.
Igual que la ropa; no a todos les sienta bien lo mismo
Lo que también suele pasarse por alto es que no hay un cuerpo igual que otro y, por lo tanto, cada resultado debe ser personalizado. Así, de nada vale fijarse en la nariz de esta o aquella actriz o en los glúteos de un modelo. Se podría decir que la cirugía estética es como la ropa, no a todo el mundo le queda igual la misma prenda.
¿Por qué nos operamos?
Antes de pasar por el quirófano es importante saber por qué se quiere el cambio. Lo deben conocer tanto quien lo solicita como el especialista. Se habla mucho de dismorfofobia corporal, el trastorno mental que padece quien tiene una imagen distorsionada de su propio cuerpo. Sin llegar a ese límite, tras la decisión de cambiar de aspecto se esconde la de cambiar de vida. Llegados a este punto, un buen especialista, debe charlar con el paciente sobre esos motivos y, si lo considera necesario, enviarle a tratamiento psicológico o, simplemente, pedirle que reconsidere su actitud.
Una especialidad única
Entrando ya en el quirófano, asociaciones profesionales y cirujanos plásticos, estéticos y reparadores no se cansan de repetir que, por ejemplo, ponerse una talla de pecho es someterse a una operación y que, aunque los protocolos, como sucede en todas las especialidades, están para minimizar los riesgos, éstos existen.
Mucho más si quien quiere hacerse una cirugía no se ha informado sobre las credenciales, resultados y experiencia del profesional. También podría parecer improbable, pero, a la vista de algunas lamentables y recientes historias que se han dado a conocer, hay quien todavía no sabe quela Cirugía Plástica Estética y Reparadora sólo puede ser practicada por profesionales con el mismo título.
Necesidad personal sí, modas no
Y, por último, el cambio quirúrgico de aspecto físico no puede ni debe relacionarse con modas, tendencias e influencias de famosos y personajes públicos en red, porque no siempre son necesarias las cirugías que se solicitan. Pasar por el quirófano debe responder a necesidades personales y deseos genuinos de cambio. Sólo así se puede garantizar el éxito para el profesional y la satisfacción del paciente.